Herencia fugaz: Abraham Osorio, un Muralista salvadoreño en Londres
Los que han participado en uno de mis paseos por el suroeste de Londres, estarán muy conscientes de mi pasión por la herencia y el patrimonio cultural localizado. Uno de mis intereses es hablar sobre el arte en la calle, lo que llamamos en Londres, Street Art. En lo que respecta al arte callejero en particular, este es uno de los movimientos culturales artísticos más excitantes de estos últimos tiempos y, a pesar de su naturaleza efímera, puede aportar más hilos al rico tapiz patrimonial de una localidad.
Como capital cosmopolita, Londres es un destino atractivo para algunos de los artistas callejeros más famosos del mundo y un paseo por Shoreditch, Camden Town y Brixton, revelará obras de Banksy, Invader, Jimmy C y otros artistas de renombre. Pero, hay otras areas que se están destacando por la calidad de su arte callejero. En el sur de la ciudad, el tranquilo distrito suburbano de Penge, está atrayendo muchos de los artistas más emergentes y destacados.
El mes pasado, me sorprendió descubrir Abraham Osorio, un compatriota salvadoreño, que se ha mudado recientemente a Londres y ha realizado varios murales en Penge (y otros en el norte de la ciudad), los cuales fuimos a visitar durante el fin de semana. Fue una oportunidad para ver de cerca su trabajo y discutir las técnicas que utiliza, sus inspiraciones y su visión.
La mayoría de las obras de Abraham están dedicadas en la representación de personas que ha conocido en sus andanzas. La primera obra que completó en Penge es El Historiante, que retrata a un bailarín quien conoció en Festival de las Flores y las Palmas en Panchimalco, El Salvador. Estas danzas tienen origines en la Reconquista de la península Ibérica a finales del 1400, cuando se expulsaron los Moros del sur de España. Los conquistadores Ibéricos a su vez, introdujeron estas danzas en sus colonias en las Americas, las cuales, hoy en día incorporan elementos folclóricos indígenas, y están dedicadas a santos patronos y la Virgen Maria.
En el mural, el rostro sonriente de “El Historiante” está pintado en blanco y negro, el cual contrasta con su vibrante sombrero de lana rojo. Sobre esto, hay una corona de hojalata, y en medio de esta, una cruz cristiana. Su túnica naranja se asemeja a una vestimenta clerical y el aureola rosa que rodea su cabeza le da a la figura una apariencia santa. Además, Abraham incluyó una orquídeas rosadas fluorescentes que se destacan en contra del fondo oscuro, contribuyendo al aspecto surrealista del retrato. El mural está ubicado en la pared lateral de una casa al final de una terraza Victoriana, en un callejón sin salida. Abraham tardó 3 días en completar el trabajo usando latas de aerosol.
La diáspora salvadoreña en Londres es bastante pequeña, y como tal, ha tenido poco impacto cultural en comparación con las comunidades colombianas o brasileñas que han florecido en Elephant and Castle y Stockwell. El Salvador es un pequeño país de América Central con una accidentada historia, y las noticias sobre sus problemas sociales y su violencia, con frecuencia eclipsan la belleza de su cultura y su gente. Esto le da a la obra de Abraham otra dimensión social, que aunque exótica, es capaz de agregar un poco de El Salvador al complejo surtido patrimonial que compone la ciudad cosmopolita de Londres, y estoy seguro será motivo de orgullo para nuestros compatriotas.
Abraham es un artista autodidacta, el cual no ha recibido estudios formales artísticos en El Salvador. Sus viajes han sido una fuente de inspiración que se refleja en su cuaderno de bocetos y en sus múltiples murales, los cuales se pueden encontrar en Honduras, Guatemala, Colombia, Brasil, Portugal, España, Suiza, Austria y Polonia. Como artista, está particularmente interesado en representar a personas marginadas de la sociedad, que no tienen voz propia. Otro tema que aborda con frecuencia son los niños, y al describirlos puede centrarse en su vulnerabilidad y sus miedos o en expresar sus esperanzas y felicidad.
Una mirada a algunos de sus murales muestra un estilo reconocible, y entre sus características más conspicuas está la inclusión de colibríes y flores dentro de sus composiciones y aureolas, las cuales idealizan a sus protagonistas. Sin embargo, como cualquier verdadero artista, Abraham siempre está experimentando y buscando nuevas técnicas y métodos para lograr sus ideas.
Tuvimos la oportunidad de inspeccionar de cerca, su mural “Ada Portillo”, debajo de la estación de tranvía de Beckenham Road. Este representa al rostro de una mujer a punto de quitarse las gafas. La técnica empleada es mucho menos detallada en comparación a la de “El Historiante”, habiendo arrojado pintura a la pared, la cual dejó que goteara. El espectador puede apreciar la impresión del mural a distancia, sin embargo, al acercarse a la imagen, el ojo se ve atraído por múltiples capas y texturas que hacen que la obra sea mucho más orgánica. Le tomó solamente un día completar este trabajo.
Ada Portillo es una salvadoreña radicada en Londres, que hace poco fue nombrada, para un premio otorgado por el alcalde del Barrio Real de Kensington y Chelsea, por su ayuda repartiendo comida a gente necesitada en el area.
El arte de la calle con frecuencia se produce de forma ilegal en locales públicos o privados, lo que puede dar lugar a enjuiciamientos por daños criminales. Como muchas formas de arte, se ha diversificado, con muralistas como Abraham, quienes buscan "muros" de propietarios entusiastas, mientras que los grafiteros todavía prefieren ejecutar su trabajo en la oscuridad de la noche, lejos de miradas indiscretas. Sin embargo, los murales legales de Abraham también son vulnerables y difíciles de proteger. Pueden borrarse y ser dañados fácilmente por los elementos, el vandalismo o el reciclaje continuo de muros por parte de otros artistas.
Abraham ciertamente no se ve afectado por la longevidad de sus murales. Esencialmente su arte es efímero. El tiempo que dura una obra puede depender invariablemente de la reputación del autor entre la comunidad de artistas callejeros, o simplemente de su voluntad de retocar sus obras regularmente. No tengo duda alguna de que el trabajo de Abraham será apreciado por muchos y su trayectoria lo llevará a conquistar muchos éxitos, en esta maravillosa ciudad de Londres.
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